Argumentos y Falacias
ARGUMENTOS
Y FALACIAS A PROPÓSITO DEL DIÁLOGO
La diatriba política venezolana ha provocado entre otros
efectos que la población se encuentra sumergida en discusiones de diversa
índole a diario y estas tocan aspectos
más amplios de los que podamos imaginar. Recientemente y por tercera vez en los
últimos dieciocho años, se presenta nuevamente la oportunidad que el
oficialismo y la oposición política se sientan a dialogar para superar temas
que ocupan el quehacer de la sociedad. Y es por esto que luce oportuno revisar
cómo podemos llevar a cabo este diálogo, que sabemos no será nada fácil;
revisar el proceso de comunicación y argumentación es importantísimo y sobre
todo entender y comprender ¿Qué es la falacia? o la llamada popularmente
mentira, también.
El proceso de comunicación es amplísimo, podemos
comunicarnos con gestos, señales, signos, siempre entendiendo que aquello que
expresamos debe de tener sentido y coherencia con nuestro ser interior y con nuestra
conducta, pues ella es un reflejo muy claro de nuestros pensamientos y
razonamientos. Y aquí viene la primera llamada de atención, pues si observamos
que nuestro interlocutor (la persona que recibe nuestros mensajes y de quien
recibimos mensajes), tiene una forma de comportarse, eso adelanta puede
vislumbrar parte del diálogo que va a llevarse a cabo. En cuanto a Venezuela se
refiere con este diálogo parece que vivimos un déjà vu, siempre previsible.
Veremos entonces como el régimen recibe oxígeno y cómo la oposición ataca de
manera ferviente a quienes están opuestos al diálogo. Constataremos además que
los resultados del mismo, con mucha probabilidad, no sean los esperados de acuerdo
al deber ser, pues “cada parte debe sacrificar algo”.
Revisar que el receptor/emisor del mensaje, por
ejemplo, no esté sujeto a una enfermedad mental que nuble su razonamiento (por
ejemplo la mitomanía), o que haya escogido como modo de vivir y de ser el
dogmatismo, el relativismo o el escepticismo, nos ahorraría un diálogo de
sordos o de mudos que no acabaría nunca, o sencillamente uno que no resuelve
los temas dialogados pues no hubo compromiso de resolver ab initio. Dialogar requiere de un compromiso, de una postura, de
ética y moral (entendida esta como bien y no como mal) y a simple vista, por lo
menos una de las partes, no posee un ejercicio ético y moral relativos al
diálogo, sobre todo tomando en cuenta el producto y resultado de los diálogos
de 2014 y los anteriores que culminaron en 2003.
En otro orden de ideas, es útil diferenciar los
argumentos de las meras opiniones: La opinión tiene naturaleza personal por lo
que, una parte pequeña de este artículo contiene opinión y esta es subjetiva e
interesada como todas las opiniones. Siendo así las cosas, el razonamiento
proveniente de la opinión está basado en la conveniencia y beneficio de quien
la emite. En cambio, la argumentación es una forma del discurso que
pretende sustentar una premisa o postulado y convencer de ella a un receptor
con el uso de pruebas y razonamientos basadas en interpretaciones, que están en
relación con diferentes disciplinas tales como: la lógica (ciencia que busca establecer
la verdad), la dialéctica (contraposición de ideas) y la retórica (uso del
lenguaje y los recursos lingüísticos). Si
tratamos de aplicar estos postulados a Venezuela conseguiremos justa esta
afirmación: “Somos muchos los que emitimos opiniones y muy pocos los que
buscamos asidero en los argumentos, cuando se trata de la política y sus
efectos.” Esto nos coloca en una perspectiva directa para referirnos a las falacias.
Las falacias son errores argumentales, mentiras
disfrazadas de argumentos. Establecer la existencia de una falacia implica
afirmar la violación de las reglas de la argumentación. Veamos algunas falacias
y ejemplos: Dentro de las falacias de relevancia conseguimos la falacia de falta
de conexión real entre las premisas y la conclusión. La falta de esta conexión
ocasiona que las premisas ofrecidas no pueden establecer la verdad de la
conclusión extraída. Pero las premisas pueden continuar siendo psicológicamente
relevantes para la conclusión y tener algún impacto emocional sobre los
receptores siendo estas las siguientes: La falacia ad populum, preferida por los políticos de la oposición y del
régimen, por ejemplo: “la mayoría está en desacuerdo con el aborto, esto lo
hace irreprochable ética y moralmente”.
En la falacia del hombre de paja el ejemplo lo
extraigo de Wikipedia: “A: Creo que es malo que los adolescentes vayan solos de
vacaciones. B (refutación falaz): Obligar a nuestros hijos a quedarse
encerrados en casa es perjudicial para su desarrollo emocional. El argumento de
A en ningún momento propuso que los adolescentes debían quedarse encerrados en
sus casas.”
En la falacia de apelación a la fuerza también
llamada “falacia ad baculum” los
ejemplos típicos son: “Tú no opinas porque aquí mando yo”, “tienes que hacer
esto porque soy tu padre”.
La falacia contra la persona o falacia ad hominem también de moda en Venezuela
dirige sus dichos contra la persona o interlocutor y no contra su argumento,
Por ejemplo: “Pedro Pérez no tiene razón, pues su gordura no lo deja pensar”.
De la misma forma conseguimos la falacia del falso dilema.
Como sabemos estar en presencia de un dilema implica estar ante la necesidad de
escoger una entre dos opciones. Es así como podríamos estar en la necesidad de
escoger entre la vida y la muerte, entre arriba y abajo, izquierda o derecha,
pero no necesariamente es así. Si al revisar las posibilidades nos damos cuenta
que hay más opciones, el dilema no es verdadero. Como ejemplo podemos citar los
defensores del diálogo en Venezuela que arguyen: “dialogar o matarnos entre
venezolanos”, cuando existen muchísimas otras posibilidades entre las dos
premisas.
Por último aunque sea muy difícil entrar en esto, sí
es posible encontrar verdades a nuestro alrededor aun cuando las señales
indiquen que la verdad tiene naturaleza relativa (Escuela filosófica del
Relativismo) y fue definida por Aristóteles como una relación de adecuación
entre Realidad y pensamiento. Es decir, las cosas son verdad en tanto y cuanto
pensamiento y realidad son coherentes, esta falta de coherencia se expresa en
ejemplos que vemos todos los días, la guerra económica, el imperialismo, la CIA
y Uribe forman parte de estas incoherencias.
Buenas tardes. Muy acertado en sus opiniones y argumentos, me permito agregar en resumidas cuentas que todo nuestros problemas radican en la falta de interés en el bien común, y la falta de objetividad de cada individuo en este país, sea o no parte de la política nacional, todo el mundo persigue algo, obtener un beneficio, sin importar el daño causado. Saludos.
ResponderEliminarAgradecido por sus comentarios es usted muy amable... Saludos gmanzo
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